El Salvador está dando pasos estratégicos para modernizar su sistema eléctrico, a través de reformas regulatorias que permitirán integrar tecnologías de almacenamiento energético y avanzar en la digitalización de las redes. La empresa distribuidora DELSUR lidera este proceso con el despliegue de sistemas inteligentes y un piloto de medición avanzada que sienta las bases de un nuevo modelo de operación y servicio.
En materia regulatoria, se analizan cambios al Reglamento de Operaciones del Sistema de Transmisión y del Mercado Mayorista Basado en Costos de Producción (ROBCP). El objetivo es “integrar y liquidar servicios proporcionados por elementos de almacenamiento de energía en el ámbito del Mercado Mayorista de Electricidad”, confirmó la empresa.
Dentro de estos servicios se incluyen reservas primarias y secundarias, vertimientos de energía y respaldo, que permitirán que el almacenamiento sea parte operativa del sistema eléctrico bajo esquemas económicos viables.
Pero las modificaciones no se limitaron al segmento mayorista. También se trabajó en una propuesta para que la tecnología de almacenamiento genere valor en baja tensión, con nuevos servicios y mecanismos de incentivo.
En palabras de DELSUR, “se encontró en análisis la formulación de normativas que integren no solo servicios en el Mercado Mayorista, sino también servicios ofrecidos en el mercado de baja tensión”, tales como manejo de demanda, pérdidas técnicas, rampas de entrada y salida para fuentes intermitentes y respaldo a cargas críticas.
Asimismo, se planteó la obligación de incluir almacenamiento en nuevas plantas renovables: “Se visualizó la necesidad de incluir almacenamiento de energía en nuevos proyectos con tecnologías intermitentes”, manifestó la distribuidora, como estrategia para garantizar la calidad operativa, la inyección programada de energía y el cumplimiento de criterios técnicos.
Redes inteligentes, nuevos modelos de inversión y visión de largo plazo
En paralelo a estos avances normativos, DELSUR ejecutó su plan de modernización tecnológica, que incluyó la actualización de los sistemas OMS (Outage Management System) y DMS (Distribution Management System). Estos sistemas incorporaron funcionalidades propias de redes inteligentes, y su implementación se llevó a cabo de forma progresiva según los planes establecidos.
Uno de los hitos clave fue el proyecto piloto de infraestructura de medición avanzada (AMI). La iniciativa contempló la instalación de 5.000 medidores inteligentes, que representaron el 1% de la base de clientes de la distribuidora. Esta proporción fue definida en función de recomendaciones técnicas internacionales para validar los resultados antes de una expansión masiva.
Según indicó la empresa, “el piloto contempló la instalación de medidores inteligentes que permitieron la lectura remota, detección de fraudes, reconexión y desconexión automática, identificación de interrupciones y monitoreo de calidad de energía a través del Sistema Integral de Medición de la Calidad (SIMC)”.
Este ecosistema digital permitió en el futuro introducir esquemas tarifarios diferenciados, emitir alertas personalizadas y fomentar la eficiencia energética, preparando el terreno para una red de distribución totalmente inteligente y transparente.
En cuanto a los mecanismos de inversión, DELSUR sostuvo una postura integradora. “Ambos mecanismos tienen sus beneficios y su aplicación particular”, afirmó, en relación con el financiamiento público-privado y el internacional.
Destacó que los asocios público-privados aportan eficiencia operativa y balance social, pero también hay espacio para proyectos de menor escala financiados con recursos propios o préstamos locales. Por eso, “lo más relevante a destacar fue la convivencia y coexistencia de todos los mecanismos como mejor alternativa”, remarcó la empresa.
Consultada sobre el futuro del mix energético del país, DELSUR planteó que una matriz eficiente requiere diversidad de fuentes. “Para que una matriz energética se considere eficiente, debe considerar la convivencia de diferentes tecnologías”, sostuvo, subrayando que cada país debe definir su estrategia con base en los recursos disponibles.
En el caso salvadoreño, se están potenciando fuentes como geotermia, hidroeléctrica, solar, eólica e incluso nuclear, con incentivos para fomentar la inversión de actores públicos y privados.
La empresa concluyó: “El horizonte hacia donde se pretendió impulsar el mercado incluyó propuestas de incentivos para que diferentes actores los pudieran ejecutar, ya sean entidades públicas, privadas o asocios”.













